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Investigación y estudios en curso

Estrés en la práctica veterinaria

En la práctica veterinaria el estrés rodea a nuestros pacientes constantemente. Desde el transporte hasta la clínica u hospital y la espera en la sala de espera junto a otros individuos hasta las manipulaciones un procedimientos que llevamos a cabo los veterinarios durante la exploración y las pruebas complementarias.  Este estrés se da en individuos sanos que acuden a visitas rutinarias (como vacunaciones) y se suma al propio de la enfermedad o trauma con el que normalmente acuden al Hospital.

La reacción de estrés se acompaña de alteraciones fisiológicas que interfieren en la exploración (cambios en la frecuencia cardiaca y respiratoria, presión arterial, temperatura) y de respuestas comportamentales como intentos de fuga o agresividad. Si el estrés permanece durante más tiempo (ingresos en el hospital, enfermedades crónicas) las consecuencias son cada vez mayores con alteraciones en la respuesta inmune (bajadas de defensas, enfermedades autoinmunes) y cambios comportamentales mucho más marcados y menos adaptativos.

El equipo de Medicina del Comportamiento lleva a cabo varios estudios para estudiar estos procesos, identificar el origen la motivación y el contexto, para, con toda esa información, diseñar estrategias que nos permitan minimizar sus efectos y por la tanto mejorar nuestra atención y el bienestar de nuestros pacientes.

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Psicofarmacología

Los psicofármacos son esenciales en muchos casos de patologías del comportamiento. La exposición del cerebro a situaciones de alto estrés o de estrés continuado (distrés) provocan cambios en la forma de comunicarse entre las células del cerebro (neuronas). Estos cambios pueden ser reversibles si se elimina la fuente de estrés, pero desgraciadamente esto no siempre es posible, y aunque lo sea tampoco es un proceso rápido, ya que consiste en terapias de modificación de conducta que persiguen enseñar al paciente a tolerar aquellos estímulos que tanto le estresan.

Los psicofármacos ayudan a mejorar el estado emocional del paciente y le permiten enfrentarse con más seguridad a su entorno. Esto en muchas ocasiones permite un aprendizaje que sino estaría bloqueado por la ansiedad y en muchas otras mejora y acelera este aprendizaje. Además, a medio y largo plazo consiguen revertir los cambios que el estrés crónico ocasiona en la neuronas, estabilizando así la mejoría.

Desgraciadamente una gran parte de los datos disponibles de estos fármacos están extrapolados de otras especies como los humanos, donde se llevan empleando mucho más tiempo y con muchos más pacientes. El servicio de Medicina del Comportamiento aporta información científica a través del análisis de los beneficios de estos fármacos en los más de 1000 casos diagnosticados y tratados en los últimos años.