La reacción de estrés se acompaña de alteraciones fisiológicas que interfieren en la exploración (cambios en la frecuencia cardiaca y respiratoria, presión arterial, temperatura) y de respuestas comportamentales como intentos de fuga o agresividad. Si el estrés permanece durante más tiempo (ingresos en el hospital, enfermedades crónicas) las consecuencias son cada vez mayores con alteraciones en la respuesta inmune (bajadas de defensas, enfermedades autoinmunes) y cambios comportamentales mucho más marcados y menos adaptativos.

El equipo de Medicina del Comportamiento lleva a cabo varios estudios para estudiar estos procesos, identificar el origen la motivación y el contexto, para, con toda esa información, diseñar estrategias que nos permitan minimizar sus efectos y por la tanto mejorar nuestra atención y el bienestar de nuestros pacientes.